sábado, 12 de diciembre de 2009

Miedo a sentir lo que está condenado

No ser dueñx de unx mismx es de las sensaciones más terribles que puede experimentar un ser humano, sobretodo cuando es consciente de ello. Es vivir en una constante lucha contra unx mismx, vivir el miedo, el pavor, el dolor, conocerlo de cerca, en tus propias entrañas, acostarte con él cada noche y despertar junto a él todos los días.
Nadie mejor que las personas que vivencian episodios psicóticos conoce esta "realidad"; y digo -por paradójico que pueda resultar - realidad porque no hay nada más real que lo que unx vive en su propio ser, lo que a unx le agita el alma, sea de la naturaleza que sea... Por lo que, más allá de especular sobre la etiología de los trastornos de lo que algunxs han denominado "espectro esquizotípico", puesto que filósofxs, teóricxs y científicxs en la materia hay más que de sobras y considero que es un tema que merece ser tratado no sólo con conocimiento de causa sino con gran tacto, respeto y ternura (porque la sociedad y el lenguaje ya se encargan de estigmatizarlo suficiente), mi intención en este post es limitarme a compartir algunas fuentes de información que tratan el tema desde diferentes enfoques y perspectivas, y que personalmente me sirvieron para tener más dudas aún sobre este gran desconocido que es la esquizofrenia.

martes, 8 de diciembre de 2009

Algunas reflexiones sobre la Autoestima

Hoy día, en cualquier librería podemos comprar la autoestima en formato papel. De entre los miles de libros dedicados a este tema, podemos encontrar títulos muy variopintos. Ahora sabemos que en menos de 200 páginas podemos ser mejores y querernos más. Podemos introducirnos en el mundo del éxito, ser aceptados. Incluso padres y madres encontrarán por menos de 15 euros "guías indispensables" que les ayudarán a hacer de sus hijos personas contentas y seguras. Las claves del éxito están a la vuelta de la esquina y la desesperación hace negocio. Es como el "aprenda a tocar la guitarra en 15 días" o el "aprenderá a hablar inglés en tan sólo 1 mes". Siempre la ley del mínimo esfuerzo, parcheando incluso temas que merecen especial dedicación, tacto y respeto como es, en este caso, la voluntad de las personas por superarse.
El otro día vi uno que se titulaba "Eres Genial Como Eres / Hija: 100 Consejos Para Que Tu Hija Desarrolle Su Autoestima", que no he leido ni leeré pero me generó un mal cuerpo que he decidido tomar su título como ejemplo para dar mi opinión no tanto sobre el concepto de autoestima en sí, sino sobre cómo está introducido socialmente. Este libro, que parece casi un recetario de cocina, también lo encontramos con la variante "Hijo" porque - para quien pueda sorprenderle - parece que tener pito requiere de pautas distintas para "desarrollar la autoestima". Además, el título implica un modelo de educación basado en fortalecer el "ego" mediante alabanzas, probablemente incluso en situaciones no tan loables.Desde mi punto de vista - criticable y tantas veces criticado - libros así tendrían que estar bajo prescripción médica y no "a l'abast de tothom", advirtiendo, por supuesto, sobre los posibles efectos adversos que pueda provocar su (mala) suministración.
La mediocridad no se tiene que alabar, ni la pedagogía tiene que sustentarse sobre este criterio. Una cosa es animar y fomentar la autoestima positiva educando en "inteligencia emocional", por ejemplo, y otra muy peligrosa es crear jóvenes-personas vulnerables que, alimentadas de imprudentes magnificaciones, acabarán desarrollando una intolerancia a cualquier tipo de crítica, aunque sea constructiva.
Si se dice a los niños constantemente que todo lo que hacen es magnífico, luego, cuando se intenta sugerirles algo para que mejoren, se lo toman como una crítica y se resienten. Todo comentario que no sea de alabanza se considera una crítica negativa, lo que se convierte en un verdadero obstáculo para aprender.
De peques, nos formamos imagenes de nosotrxs mismxs basadas en la forma en que nos tratan las personas allegadas que nos son significativas, como nuestros padres y/o madres, ya que no tenemos tantos referentes como a medida que nuestras relaciones se van ampliando. Pero si esta imagen/valoración no es realista (y suele pasar porque los comentarios de las madres, más quizá que el de los padres, respecto a sus hijos, están llenos de carga afectiva), no es muy difícil comerse la realidad de canto. Pues luego somos capaces de valorarnos y valorar según nuestros propios criterios y es cuando viene el choque.

Todos y todas tenemos autoestima. Esta puede ser alta o baja, o incluso por ciertos factores, una persona puede tener cierta tendencia a un nivel u otro de autoestima. El problema viene con autoestimas sobredimensionadas o infradimensionadas, pero creo que siempre fluctúa: nuestra autoestima, por mucha integridad personal o autoaceptación que tengamos, es susceptible a ciertas situaciones o variables externas. Porque no hay que confundir el autoconcepto con la autoestima, que podría ser la sensación que unx tiene de, por ejemplo, ser rechazadx o aprobadx por los demás.

En todo caso, creo que la autoestima debe ser adecuada, sin más. El afecto, la comunicación, el respeto mútuo o la responsabilidad, son valores que hay que promover y potenciar previamente, antes de dar pócimas mágicas sobre la autoestima, porque justo son los valores los que la sustentan.

Ya para acabar, creo fundamental que una persona tenga claras sus posibilidades y sus limitaciones (es decir, que sea consecuente y consciente de su contexto y de los recursos de los que dispone) y marque entonces sus objetivos que, creo, la consecución de estos serán los que más influirán sobre su nivel de autoestima, porque ésta debe basarse en logros reales, en el esfuerzo.

Y la autoestima no se enseña, ni se aprende, ni se compra, ni te la dan a modo de suvenir una noche de lujuria y pasión. La autoestima hay que ganársela, currársela, en un proceso constante, día a día, siendo conscientes de que nos desarrollamos en un contexto social que tiene sus valoraciones y prejuicios sobre las personas y grupos que lo tejen, como por ejemplo, sobre el indigente, el negro o la mutilada. En una sociedad donde las relaciones no se basen en valores consistentes, honrados, participativos y democráticos que valoren a las personas por sus cualidades y acciones, al final libros como estos nos los regalarán hasta con el champú.

Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es